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CULTURA

El Taller de Cerámica Laborna de Balbona lleva más de 30 años realizando piezas exclusivas y artesanas

Domingo 06 de Diciembre del 2020 a las 14:43


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Son Florentino Iglesias y Elvira López los propietarios del Taller de Cerámica Laborna de Balbona, que llevan 33 años dedicados a este sector de manera artesana, ya que lo que les diferencia del resto es que ofrecen piezas únicas, ya que ninguna de las que hacen es igual a la anterior ese es su gran atractivo, además de ser piezas originales, coloridas que sobre todo sirven para decorar cualquier hueco del hogar.

Pero fue en 1997 cuando apostaron por la cerámica del Rayu, “la comenzamos a elaborar porque el grupo Folclórico y de Investigación El Ventolín de Pola de Siero nos llamaron para saber si nos interesaría recuperar este tipo de cerámica, porque ellos todos los años para su semana cultural, que coincide con los Güevos Pintos, recuperar un oficio tradicional y ese año tocó este tipo de cerámica”, comentó Iglesias.

El ceramista aseguró que desde ese año realizan la cerámica del Rayu, pero con muchos altibajos, aunque llevan unos tres o cuatro años que está cogiendo mucho impulso porque al público le interesa, pero es cierto que tuvieron otras etapas donde no se vendía. “Le dimos una pequeña vuelta, porque ahora lo vendemos en tiendas y lo sacamos a las ferias, algo que antes no hacíamos, porque era solo para coleccionistas. La verdad que está teniendo mucho éxito y no nos podemos quejar”, afirmó. Lo que elaboran con la cerámica del Rayu son vajillas y utilitarios para el hogar: tazas, tazones, vajillas, fuentes, boles, bandejas y todo lo que se usa en una casa. El artesano reconoció que la pieza que menos se vende ahora es la tradicional, como son los botijos.

 

“La comenzamos a elaborar porque el grupo Folclórico y de Investigación El Ventolín de Pola de Siero nos llamaron para saber si nos interesaría recuperar este tipo de cerámica, porque ellos todos los años para su semana cultural, que coincide con los Güevos Pintos, recuperar un oficio tradicional y ese año tocó este tipo de cerámica”

 

La diferencia principal entre la cerámica del Rayu y la de autor, que es la ellos también hacen, es principalmente que se usa loza que se cuece a 1.130 grados y sobre todo que no han innovado nada en la decoración, ya que son dibujos que sacaron de piezas antiguas, aunque si que hicieron formas nuevas. “Mientras que, en la cerámica de autor, aunque si que hicimos algo de utilitario, en esta usamos gres o refractario y se cuece a 1.200 grados, pero sobre todo es más bien decorativa, se hacen lámparas y cosas dirigidas a decorar la casa”, explicó.

Laborna lleva años colaborando con la Asociación Folclórica La Sidrina de Lugones, ya que el regalo conmemorativo que entregan en su galardón “Pueblo de Lugones” es una pieza de cerámica de este taller y lleva más de 10 años dándose. Además, también elaboran trofeos para diferentes competiciones, pruebas o galardones en toda la región.

Suelen acudir a 22 ferias de artesanía anualmente, pero este año debido a la pandemia se han suspendido la mayoría. Asisten a ferian no solo en la región, sino en el resto de España y a nivel internacional, son asiduos a países como Francia e Italia, aunque algunas de estas ferias suelen hacerse de manera bianual. Ese año pensaban acudir a dos que se celebraban en Italia en el mes de septiembre, pero la pandemia lo ha hecho imposible, esperan que se pueda repetir el próximo año, porque es una cita muy importante para ellos.

Los ceramistas aseguraron que este año sólo hicieron una feria en Gijón y los clientes estaban muy desmotivados, porque tuvo lugar en el desconfinamiento y no fueron muchos los clientes que pasaron por allí para comprar.

Durante el confinamiento los ceramistas se dedicaron a crear diferentes piezas, aunque ya tenían muchas hechas para las ferias que estaban programadas para el mes de marzo, que al decretarse el estado de alarma y el confinamiento fueron suspendidas o canceladas. Iglesias durante ese confinamiento estuvo trabajando en nuevas técnicas y perfeccionarlas, ya que contaba con suficiente tiempo para ello, entre las cosas que probó estaba la tiza cerámica, que se usa como si fuera un rotulador o lápices de colores, se pinta sobre la cerámica se coloca un esmalte transparente y al horno, el resultado es un dibujo sobre la pieza.

Uno de los problemas a los que se enfrentan ahora es que consideran que se ha acabado con la feria “Rosaleda de Artesanos” en Oviedo, “en enero el Principado, que es el organizador desde hace 30 años, ya nos dijo que se iba a dejar de celebrar y que habláramos con el Ayuntamiento de Oviedo. Fue su oportunidad cuando el pasado año el Ayuntamiento movió a los revendedores que estaban en la Plaza de La Escandalera a Porlier y querían que nosotros fuéramos para allí, y estábamos en trámites con el Consistorio para que nos colocará en una zona diferenciada, aunque la Asociación de Ceramistas y yo personalmente no estábamos de acuerdo en cambiar para Porlier. Solo hubo una reunión con el Ayuntamiento donde nos dieron una opción y encima en la Rosaleda somo 70 y aquí sólo entrábamos 30, y el concejal ovetense que les atendió en la reunión les dijo que no era su problema. Cómo puede contestar alguien de esa manera y ¿qué hacen esas 30 familias? Y nos dijo que fueran a vender a Gijón, donde la feria vale sólo por participar 1.000 euros siendo del sindicato y 1.200 sin estar afiliado. Además, en Gijón se vende mucho menos, si los pocos que vamos también a Gijón ya no vendemos con 30 puestos más va a ser imposible”, apuntó.

Iglesias también denuncia que el Principado ha aprovechado la pandemia para anunciar que se suspendía la feria, cuando desde el mes de enero les están diciendo que no la quieren organizar, por eso reclaman soluciones que beneficien a todos para poder seguir con este mercado tradicional de artesanos, que además beneficia a la ciudad de Oviedo, porque trae a clientes.

 

 

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