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Mario Peña: “Desde que tengo uso de razón le pedía a los Reyes Magos que me despertara por la mañana siendo un niño”

Viernes 14 de Agosto del 2020 a las 15:04


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El poleso, Mario Peña, tiene 20 años y estudió en el colegio público Montoto y después en el IES Escultor Juan de Villanueva, “desde muy pequeño siempre fui muy masculino, para los juegos, la ropa, pero después pasé por unos años en casa donde me portaba muy mal con 8 o 9 años, esta muy mal, lloraba mucho y mis padres no sabían porque era. Yo sabía lo que me pasaba, pero no sabía ponerle nombre. Desde los 3 años ya lo sabía, porque desde que tengo uso de razón le pedía a los Reyes Magos que me despertara por la mañana siendo un niño”, recordó.

Fue a los 11 años cuando sus padres le sentaron en el sofá para preguntarle que le pasaba y fue su madre la que le dijo: “¿qué te pasa que tienes cuerpo de chica y mente de chico?” y eso mismo era lo que le pasaba. “He tenido mucha suerte con mis padres y toda mi familia, en ese momento estaban muy perdidos y no sabían que existía, pero si lo que me pasaba. Empezamos a ver psicólogos, pero nadie nos decía que teníamos que hacer, me trataban, pero no sabían que hacer. Hasta que fui a la médica de Teatinos y ellos me pusieron en contacto con la Asociación asturiana de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (Xega) fue cuando tenía 13 años. Desde el primer día que empecé a quedar con un chico de la Asociación, Mane, me empecé a llamar Mario”, afirmó.

Siempre tuvo claro que su nombre de verdad era “Mario”, porque él tiene una hermana 5 años mayor y siempre escuchó en su casa que si él hubiera nacido chico que se hubiera llamado así y por eso él en realidad fue siempre Mario. Al comenzar la reasignación de género con 14 años, comenzó a tomar bloqueadores de la pubertad, “estuve un año tomándolos, que en realidad sólo paran el proceso no hacen nada más. Un poco antes de cumplir los 16 años comencé la hormonación cruzada con testosterona que es irreversible y lleva 5 años con ella. Cada 15 día tengo que ponerme una inyección”, explicó.

Mario recordó que a sus amigos se lo contó en el parque Alfonso X el Sabio, en Pola, “yo tenía mis amigos del IES, aunque tenía más relación con un grupo de chicas y luego tenía los amigos. Las primeras a las que se lo conté fue a ellas, pero todavía no era muy oficial fue con 14 años, se lo tomaron muy bien me abrazaron y me dijeron que me iban a apoyar y a la semana se lo conté a mucha gente a la vez. en el mismo parque. Les dije que a partir de ahora quería que me llamarán Mario y que me trataran como a un chico más, me puse a llorar y me aplaudieron. Eso fue de viernes y con el subidón de que todos mis amigos lo sabían, llegué el lunes al instituto, que no se sabía nada todavía, y en el recreo me subí a un contenedor de basura y en el recreo se lo conté a todo mi curso de 1º ESO, que eran cuatro clases”, afirmó.

En el centro educativo al principio costó aceptarlo, incluso una de las profesoras le dijo que no le podía llamar Mario hasta que no lo pusiera su DNI, y se enfado tanto que se fue de clase. “Estuve en dirección y cuando llamaron a mis padres les dijeron que había que haberlo hecho de otra forma de manera oficial yendo los padres a comunicarlo al centro, porque la profesora no podía hacerlo sin el consentimiento paterno. Fue difícil al principio, porque no sabían como actuar y hubo problemas con el vestuario del polideportivo y los baños, pero con el tiempo se fueron solucionando y con mi lucha, ya que yo antes tenía mucho carácter, que ahora he ido perdiendo”, relató.

Mario aseguró que al principio muchos problemas se los fue tragando y quedándoselos para él, pero al irse informando y conociendo sus derechos, que no es nada más y nada menos que ser considerado igual que todos los demás, fue reclamándolos. “A la misma vez que yo también realizó el cambio otro chico que es mi amigo de Pola y nuestras madres son amigas. Mis amigos de Gijón son también de la asociación y son transexuales. Pero el mejor momento para mí fue cuando me operé el pecho, que comencé a vivir con 16 años, hace cuatro años. En este momento no tengo claro si me quiero hacer la operación de vaciado, que tendría que irme a Málaga, cuando es una operación que todos los días se hace en el HUCA, con el gasto que eso supone en desplazamientos y demás”, denunció.

Pero no sólo es el desplazamiento a Málaga para la operación de vaciado, sino que los test que se realizan a las personas transexuales para la diagnosis, en la unidad especializada de Avilés están complemente obsoletos y son ofensivos, “me acuerdo que una de las preguntas con 13 o 14 años que tuve que contestar era que si alguna vez había sentido tanta rabia como para abusar sexualmente de alguien. Además, te hacen mucho hincapié en tu orientación sexual, cuando no es eso”, criticó.

Mario en este momento está feliz, aunque recuerda que ha vivido momentos muy duros al no identificarse con su cuerpo, que le llevaron a pasar por una depresión e incluso se llegó a plantear su existencia, pero en este momento se encuentra muy bien y trata de ayudar a todas y cada una de las personas que le piden consejo, y lo mismo sus padres que aconsejan a las familias.

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