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José Manuel Vigil García “Malcorne”, toda una vida dedicada al fútbol

Domingo 10 de Mayo del 2020 a las 06:30


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El poleso José Manuel Vigil García “Malcorne, ha dedicado toda su vida al deporte y en concreto al fútbol, asegura que espera seguir entrenando hasta los 96 años. “Empecé a jugar al fútbol con 5 años y ahora tengo 73 años. Antes no había campos de fútbol íbamos a un prado con cuatro amigos y así estuvimos hasta que se empezaron a crearse equipos federados y los que valían entraban en ellos. En mi caso formé parte de un equipo federado con 14 años, en el Siero Juvenil, club al que siempre estuve vinculado”, apuntó.

Malcorne afirma que las personas nacen con una vocación y él considera que la suya siempre fue la de ser entrenador de fútbol. “Dejé de jugar a los 23 años, en el año 70 cuando empecé a entrenar, el problema es que él que no jugaba en Primera o Segunda División lo tenía francamente mal para poder entrenar. Sin embargo, saqué el título de entrenador para el juvenil en el número uno, lo mismo con el de regional y en Madrid el nacional como número dos y jamás pude entrenar en Primera División, porque cuando mandaba el currículo a algún representante siempre me recalcaban que no fui jugador profesional y me recomendaban seguir entrenando en Asturias”, explicó.

Eso fue lo que hizo, continuó su carrera como entrenador en la región, “en aquella época los equipos asturianos jugaban contra equipos de todo el norte de España, similar a la Segunda División actual y fue donde entrené”, destacó. El primer equipo con el que se inició su carrera como entrenador fue uno creado por él mismo y llamado Olimpic de Siero y gracias a ese conjunto obtuvo el título de entrenador de la categoría juvenil, aunque el equipo era de categoría alevín. Malcorne reconoció que el primer año no ganaron un partido y el segundo ascendieron de categoría, ganando todos los partidos menos uno.

Después entrenó al Sariego, que estaba en Tercera Regional y ascendió a Segunda Regional y después a Primera; el siguiente equipo fue el Valdesoto, porque habían echado al entrenador, y el equipo se libró del descenso. Como semiprofesional entrenó al Atlético de Lugones, donde estuvo tres años y el equipo ascendió a Tercera; en el Siero estuvo otros tres años en la misma categoría; después se fue para Nava en la misma categoría. “Después de que me dijeran que no iba a poder entrenar a equipos de Primera y Segunda División decidí cambiar mis pasos, porque ya tenía tres hijos y 32 años, tuve que buscar raíces por otros sitios, además tenía el título de Monitor nacional y europeo de Educación Física y Deporte, porque no existía de aquella todavía la licenciatura de INEF y dábamos clases en institutos. Yo trabajaba y estudiaba, usaba las vacaciones para ello. Además, estuve 18 años como director del Patronato Deportivo Municipal de Siero, tras aprobar las oposiciones”, recordó.

Malcorne comentó que cuando entró a trabajar en el PDM sólo existía el polideportivo Leandro Domínguez, en Pola de Siero, y a lo largo de esas casi dos décadas se construyeron los polideportivos de Carbayín, la piscina cubierta de Pola, el polideportivo de El Berrón, el de Lugones y se empezó la piscina cubierta de Lugones. “Me prejubilé con 58 años y empecé a entrenar otra vez, en el Romanón con el equipo Segunda Juvenil y ascendimos a Primera de Campeones y después a Liga Nacional, donde entrené un año, donde nos mantuvimos bien y después me fui para Riosa, pasé tres años y dos estuvimos a punto de subir y decidí crear el equipo que todavía perdura el Atlético de Siero, donde ascendimos de Segunda Regional a Primera, jugamos la liguilla de ascenso a Preferente, pero por circunstancias que no son solo el jugar bien o mal no pudimos subir. Estuve tres años con ellos y nos mantuvimos en Primera Regional con un equipo algo más débil, pero estuvimos muy bien y con el tiempo me vine al Romanón otra vez. Entrené al Primera Cadete del Romanón, una categoría difícil, porque son 16 equipos los mejores de Asturias y bajan cuatro de ellos, cuando nadie creía que se iba a salvar y faltaban cuatro jornadas estábamos salvados, los neños se portaron muy bien y seguí entrenando, a un Juvenil que subió de Tercera a Segunda; después a un infantil y ahora entreno al alevín, al principio no me gustaba mucho la idea por el fútbol 8, íbamos muy bien, también entreno al Siero B, porque se fue el entrenador para el Avilés, también cogí a un Cadete por la misma razón”, explicó.

Malcorne aseguró que a pesar de que su familia no esté muy de acuerdo está es su vocación y tiene que seguir entrenando por lo menos hasta los 96 años, “me encuentro muy bien, además estoy siempre entre gente joven que es muy importante, son chavales de 11 años hasta gente de 23 años, me encuentro muy bien y quiero seguir. No he conseguido la ilusión de mi vida, pero si muchas cosas en mi carrera profesional, como el premio que consiguió el PDM en 1979 por su buena gestión, donde competíamos con el resto de municipios de toda España de entre 50.000 y 100.000 habitantes donde quedamos los segundos después de Álava. De aquella el Patronato era muy diferente sólo tenía 8.000 socios”, apuntó.

El entrenador considera que en el fútbol base hay que dejar al niño que haga, enseñarle a controlar la pelota, a que realice buenos pases y dejar de lado el perder o ganar, para que vaya poco a poco desarrollando su juego y según vaya creciendo y pasando de categorías se le vaya exigiendo más. “Considero que el fútbol profesional de hoy en día es todo un desastre, el fútbol requiere de dos conceptos fundamentales: cuando el balón lo tiene el equipo contrario solo hay que quitárselo hacer que lo pierda, pero cuando lo tengo yo ese es el problema hay que pasarla bien, apoyarse, moverse y hacer coberturas, permutas y vigilancias para que el balón, que es lo importante del fútbol, entre en una portería u otra para ganar o perder. Lo que veo en los críos pequeños es que se usan muchos aparatos, (picas, setas, conos), que no valen para nada, porque el domingo no jugas con eso. Lo importante es el balón para los críos pequeños”, criticó. Malcorne publicó en 1981 un libro sobre el fútbol, “El mal del fútbol, falta de jugadores inteligentes”, donde explica que lo importante es el balón y el compañero.

 

 

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