SIERO

CARTA AL DIRECTOR

Carta póstuma del director de la revista "Bohemia" de Cuba, hace 50 años.

Miercoles 04 de Diciembre del 2019 a las 05:52


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“Viejos y jóvenes, ricos y pobres, blancos y negros, honrados y ladrones, virtuosos y pecadores, fuimos culpables de que Fidel llegara al poder”. ”Los millonarios le llenaron de dinero para que derribara al régimen”. Se cumple ahora 50 años de la fecha de publicación en un diario regional de la carta póstuma del Doctor Miguel Ángel Quevedo, ilustrísimo escritor cubano y que había sido director de la revista “Bohemia”, órgano publicitario que por lo bien escrito, por su admirable formato y por la sapientísima y bien inspirada calidad de sus escritores, llegó a ser considerada como uno de los más importantes de nuestro rico y sonoro idioma español. Ya hace tantos años ésta carta póstuma nos causó un enorme impacto, y ahora otro tanto cuando estamos tratando de resumirla para los lectores de “LA NUEVA ESPAÑA”

Antes de escaparse por la puerta falsa del auto-sacrificio, Miguel Ángel Quevedo tuvo el valiente y admirable coraje para reconocer sus errores y exponerlos con patética confesión en su carta póstuma dirigida a Ernesto Montaner, escritor cubano que dirigía el periódico “El Triunfo”, que se editaba en Miami. Es verdad que la revista “Bohemia” estuvo en la calle y la calle estuvo en “Bohemia”, porque era el vocero del pueblo, que acompañó a Fidel Castro desde Oriente hasta el campamento de Columbia. Quevedo se quedó con hondo dolor por haberse equivocado y no ver a tiempo que Castro iba a llevar a Cuba al caos comunista: ¿ pero quienes fuimos los cubanos que no nos equivocamos ante los engaños y simulaciones de Castro? ¿Qué pocos de los cubanos previeron que Castro iba a hundir a Cuba en el comunismo esclavizador y terrible! Por eso, Miguel Ángel Quevedo erraste el rumbo de tu bien inspirada, democrática y cubana revista; lo erraste animado de sano propósitos y queriendo interpretar ansias populares, que tardíamente supimos que estaban equivocadas.

Miguel Ángel Quevedo en su carta póstuma dejó también sus sospechas, en el sentido que después de muerto lloverán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como “el único culpable” de la desgracia de cuba. Y yo no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que si niego todos en mayor o menor grado de responsabilidad lo aplaudió delirantemente en las del Congreso de la República.

Sigue diciendo el autor de la carta póstuma Miguel Ángel Quevedo: Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero Fidel para que derribara al régimen. Los militares traidores que se le vendieron al barbudo criminal. Y a los que se ocupaban más del contrabando y el robo que de las acciones militares de la Sierra Maestra. También fueron culpables los curas de la sotana roja, que mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba la revolución comunista con aquellas pastorales encendidas conminando al Gobierno a entregare el poder.

No se debe eximir de responsabilidad a Estados Unidos de América, que se incautó de las armas destinadas a las Fuerzas Armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros. Y fue culpable el State Department que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas

para adueñarse de Cuba. También fue culpable la mayoría de la prensas americana. En particular el vocero casi oficial de la Cancillería “The New Yorrk Times” que con sus campañas proyectó a Castro como a un héroe de leyendas.

El autor de esta dramática carta, acaba diciendo: Muero asqueado. Sólo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt, Figueras Muñoz Marín. Los titanes de esa “Izquierda Democrática”, que tampoco tiene de “democrática” y tanto tiene de izquierda, Todos, deshumanizados y fríos, me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los profundos forjadores del tercer mundo. El Mundo de Mao Tse Tung. Ojalá que mi muerte sea fecunda y obligue a la meditación para que los que quedan aprendan la lección.

Y que finaliza su carta póstuma diciendo: “Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos caímos víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Núñez de Arce, cuando dijo: “Que cuando un pueblo olvida sus virtudes lleva en sus propios vicios su tirano. Adiós. Este es mi último adiós. Y diles a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho para que me perdonen todo el mal que yo he hecho.-M.A. Quevedo.

NOTA COLATERAL: Este resumido artículo basado en dicha dramática carta, que pone los pelos de punta, de Miguel Ángel Quevedo, director que fuera de “Bohemia”, revista que se publicaba en Cuba en tiempos de Batista y Castro, al director del periódico de “El Triunfo”, Ernesto Montaner, fue publicada el 23 de Noviembre de 1969, en el desaparecido diario “REGION”, de Asturias. Nosotros en nuestro archivo particular la hemos conservado tantos años por el impacto que nos causó entonces y ahora.

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